Hoy 15 de abril se cumplen 79 años del fallecimiento del poeta peruano César Vallejo.
A continuación pueden leer una selección de sus poemas.
De Los heraldos negros (1918) LOS HERALDOS NEGROS Hay golpes en la vida, tan fuertes Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma Yo no sé! Son pocos; pero son Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán talvez los potros de bárbaros atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte. Son las caídas hondas de los Cristos del alma, de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema. Y el hombre Pobre pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada. Hay golpes en la vida, tan fuertes Yo no sé!
NERVAZON DE ANGUSTIA Dulce hebrea, desclava mi tránsito de arcilla; desclava mi tensión nerviosa y mi dolor... Desclava, amada eterna, mi largo afán y los dos clavos de mis alas y el clavo de mi amor! Regreso del desierto donde he caído mucho; retira la cicuta y obséquiame tus vinos!: espanta con un llanto de amor a mis sicarios, cuyos gestos son férreas fieras de Longinos! Desclávame mis clavos, oh nueva madre, mía, Sinfonía de olivos, escancia tu llorar! Y has de esperar, sentada junto a mi carne muerta, cuál cede la amenaza, y la alondra se va! Pasas..., vuelves... Tus lutos trenzan mi gran cilicio con gotas de curare, filos de humanidad, la dignidad roquera que hay en tu castidad, y el judithesco azogue de tu miel interior. Son las ocho de la mañana de un crema brujo... Hay frío... Un perro pasa royendo el hueso de otro perro que fue... Y empieza a llorar en mis nervios un fósforo que en cápsulas de silencio apagué! Y en mi alma hereje canta su dulce fiesta asiática un dionisiaco hastío de café...!
BORDAS DE HIELO Vengo a verte pasar todos los días, vaporcito encantado siempre lejos... ¡Tus ojos son dos rubios capitanes; tu labio es un brevísimo pañuelo rojo que ondea en un adiós de sangre! Vengo a verte pasar; hasta que un día, embriagada de tiempo y de crueldad, vaporcito encantado siempre lejos, ¡la estrella de la tarde partirá! Las jarcias; vientos que traicionan; vientos ¡de mujer que pasó! Tus fríos capitanes darán orden; ¡y quien habrá partido seré yo...!
De Trilce (1922)
I Quién hace tanta bulla y ni deja testar las islas que van quedando. Un poco más de consideración en cuanto será tarde, temprano, y se aquilatará mejor el guano, la simple calabrina tesórea que brinda sin querer, en el insular corazón, salobre alcatraz, a cada hialóidea grupada.
Un poco más de consideración, y el mantillo líquido, seis de la tarde DE LOS MÁS SOBERBIOS BEMOLES. Y la península párase por la espalda, abozaleada, impertérrita en la línea mortal del equilibrio.
II
Tiempo Tiempo. Mediodía estancado entre relentes. Bomba aburrida del cuartel achica tiempo tiempo tiempo tiempo. Era Era. Gallos cancionan escarbando en vano. Boca del claro día que conjuga era era era era. Mañana Mañana. El reposo caliente aún de ser. Piensa el presente guárdame para mañana mañana mañana mañana Nombre Nombre. ¿Qué se llama cuanto heriza nos? Se llama Lomismo que padece nombre nombre nombre nombrE.
V Grupo dicotiledón. Oberturan desde él petreles, propensiones de trinidad, finales que comienzan, ohs de ayes creyérase avaloriados de heterogeneidad. ¡Grupo de los dos cotiledones! A ver. Aquello sea sin ser más. A ver. No trascienda hacia afuera, y piense en són de no ser escuchado, y crome y no sea visto. Y no glise en el gran colapso. La creada voz rebélase y no quiere ser malla, ni amor. Los novios sean novios en eternidad. Pues no deis 1, que resonará al infinito. Y no deis 0, que callará tánto, hasta despertar y poner de pie al 1. Ah grupo bicardiaco.