Compartimos una selección de poemas de la escritora venezolana Hanni Ossott (1946-2002).
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LA MORDIDA PROFUNDA Hay una mordida profunda incisiva en el centro de mi sexo por la cual yo me erijo como yo misma y soy, y poseo y dono. Regalo mi cuerpo y mi ansia. Hay una mordida en mí que doblega al otro lo arrodilla, lo inclina por esa mordida se abre un vasto mar de vacíos vértigos precipitaciones abismos Me cruza una pendiente me traza un precipicio en el amor... y en todas mis secretas junturas con cuido, con recelo, tú te avienes a mí y no me sabes.
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POESÍA A mis alumnos y a Lotty Ipinza, cantante de óperas y poeta... Quien vive la poesía. vive la tensión. El cielo, la tierra. los hombres les resultan extraños. Calla: aquí vive un Angel... ¡un pájaro! La serenidad y la tormenta conciernen al poeta. El cielo naranja sobre una colina azul La sagrada voz del Requiem de Brahms El plenilunio. La melancolía. Al poeta le gusta el abrazo el roce, los besos llenos de licor y la caricia, la última caricia la caricia final susurrada infinita ¿Qué es ser poeta? Llorar. Llorar. Infinitamente. Y escuchar una voz de hombre silente y viril por su feminidad perdida porque la poesía es feminidad. Y los hombres poetas deben ser femeninos. Y las mujeres poetas deben ser masculinas Y esta es ley de Dios Ley sagrada
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LAS PASTILLAS A los médicos psiquiatras Una pastilla dos pastillas tres pastillas seis pastillas Dayamineral Carbonato de Litio Haldol Neubión Oranvit Rivotril 2 mg ¿y el médico? Deambulando por ahí... ahí como en la Luna Sin saber de la verdadera enfermedad La enfermedad es el vivir la única La enfermedad es el cuerpo y las pastillas no sirven de mucho Sólo sirve el alma haciendo cuerpo y el cuerpo haciendo alma ¡Fuera el Lexotanil! Ciao bambino...
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POR SALIR DEL CHARCO A Washington con Manuel En algún lugar del mundo una mujer se sentaba todas las mañanas a contemplar un viejo edificio. Y había ventanas, sí plenas de sombras hombres, mujeres, monstruos. Esa casa estaba deshabitada no había amantes, no. Sólo aves que a veces cruzaban el horrendo paisaje. En algún lugar del mundo había una lámpara rota que no era de ella. También un diccionario. Eso no podía resolver su soledad. Había tres árboles, cuatro árboles y ruidos, la calle, los automóviles. En algún lugar del mundo ella no pudo hablar con quien podría ser su amante. El placer estaba vedado. Las ambulancias pasaban El fastidio cundía. En algún lugar del mundo ella se detenía a ver un enchufe un sofá una mesa repleta de libros y de centavos y al marido: mustio, callado, leyendo... También había pastillas, muchas pastillas y un avión que pasaba. Llevando a gente que sí tenía lugar. En algún lugar del mundo ella rezaba por salir por salir del charco. --
EL CIRCO ROTO A todos <<Toda la vida es un drama>> Rafael Cadenas (En una conversación.) He muerto he trascendido la muerte he trascendido la vida más allá de mí no queda nada sólo rastrojos penas La fiesta se ha apagado las luces del teatro ya no existen estoy en la nada del Circo no queda sino un traje raído cansado descolorido.
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Poemas pertenecientes a El Circo Roto (1993, Monte Ávila).
Tomados de PanfletoNegro
Fotografía: Vasco Szinetar