Pesadilla N. 2: plegaria
Oh Señor
mis alas son muy pequeñas mi cuerpo es enorme
mis senos son como cúpulas de altísimas catedrales blancas
nubes titánicas
mis brazos y mis piernas son tan largos
que se pierden en el horizonte
mi corazón,
lleno de lava roja,
es amplio como el fuego del centro de la tierra
Mis alas son las de un pajarillo
Señor no puedo llegar a donde estás
Necesito alas más grandes, Señor, alas más poderosas
para poder alzarme y no seguir inerme
Necesito las alas de los monstruos anteriores al hombre
para poder alzarme hasta Tu altura en toda mi potencia alas de
pterodáctilo
Reclamo el poder digno de mi espíritu inmenso alas de ángel de
arcángel de demonio
Y no este estar aquí, a merced de todo, vulnerables cual joven
fruta ciega
Gato sin uñas, libre con taquicardia, farsa, burdel, amenaza
irrisoria
Oh Señor, necesito alas más grandes, alas
mucho más poderosas.
Decadencia
Más alto que el vuestro es mi corazón
desde que amo;orgulloso y feroz, sabe rendirse,
aunque niegue, con sardónica risa,
todos los infortunios de la vida.
¿En cuánto valoraréis mi amor, lectores de poemas?
¿En cuánto tasaréis cada verso, escrito con violencia y sin escudos?
¿Os gustará, tal vez, más mi época frondosa,
cuando lejos de los dioses y cerca de los demonios se movía mi pala-
bra,
más soberbia, más implacable, más gélida?
¿Hablaréis, tal vez, de decandecia?
La muchedumbre, de la sois parte,
tan sólo adora al déspota; el desprecio
es fuente de su amor, y los criados
únicamente honran al que insulta.
Joven seminarista
Joven erguido, de frente serena,
hermoso cuerpo de veinte años, que debieras
desnudar cada noche en una cama ajena
Tu piel morena, tu poblado cerco
de pecho que brillaría cual bronce bajo de la luna,
tu corazón que de amar desespera
Impetuoso, en las soledades de tu alcoba
y antes de cada confensión te recreas
en tu propia belleza perecedera
y tomas con tu mano culpable el cetro de tu pasión
Joven de esbelta cintura,
fino cuerpo de veinte años, que debiera andar desnudo,
aguarda la postrera
fealdad de tu vejez para cubrirte de látigos y cuerdas
y no hieras
esta carne orgullosa de obstinación primera
No hieras tu entraña suave
ni el tibio terciopelo de tu carne
Desea
el suave musgo púbico, la extrema
herida de la noche y la materia.
Monserrat Álvarez (Zaragoza, 1969). Publicó los poemarios Zona dark (1991), Underground (2000), Alta suciedad (2005). Nerópolis (2006).
*Poemas tomados de la Antología de Poetas Peruanas compilada por Eloísa Cartonera.*