Uno de los principios de la cibernética es que nuestros cerebros se modelan como las computadoras, y no viceversa. Es decir, hay una forma estructural en la cual nuestro cerebro opera que está ligada a los unos y los ceros pero que, sin embargo, no es excepcional a la historia de la humanidad misma, a la neurología y a la forma en la que nuestro cableado funcionó siempre. Es una idea anticuada, rechazada por la mayor parte de los profesionales hoy en día, pero bastante original: implica pensar que lo cibernético no llegó como una promesa cargada de potencia, sino que la potencia paciente conservada en milenios de trabajo fue la que nos llevó a la invención de las computadoras.
Tomando esto en cuenta, es un poco impresionante lo poco efectiva que resultó la literatura de las tres décadas en poder fagocitar y metabolizar correctamente, desde el lenguaje, todo lo que pasa en el momento de comunión desaforada que sucede entre un humano y sus pantallas. En el principio, la forma en la que internet apareció en la literatura comenzó por ser básica: una serie de emails en una novela de Zadie Smith, lo escueto de los chats donde habita Tao Lin, personajes del mumblecore que se conocen en un foro de internet. En los últimos meses, las novelas de escritoras como Patricia Lockwood y Lauren Oyler intentaron, también, integrar cierto componente de la virtualidad hacia lo interior de sus producciones, pero fallaron en hacerlo en algo más que el contenido explicito y cibernético de sus tramas. Lo que tienen en común este tipo de producciones es que, lejos de preocuparse por la forma radicalmente diferente de pensar, hablar y escribir que tomaron los seres humanos desde la introducción de internet, se preocupan por cómo hacer aparecer al wifi sagrado dentro de la trama; como postales de la vida moderna que usan a las macbooks como tótems más que como dictaminantes de una forma de vida nueva. Por momentos, parecen escribir novelas decimonónicas o bestsellers trillados donde el hito de la innovación es mencionar a un router o tener un novio que es, en secreto, supremacista blanco.
Si la poesía fue, durante muchos años, el espacio de la vanguardia y la innovación, ahora nos encontramos en el camino contrario. Hay pocas excepciones, y creo que esas excepciones están en las producciones más jóvenes, de mi generación para abajo: encuentro, en la pluma zoomer de algunos de mis pares, una forma de hablar de este mundo hiperconectado que habitamos donde la conectividad no tiene que ser explícita, donde no es un objetivo sino más bien un punto de partida. La mención del rúter es innecesaria porque el rúter está en todos lados, como una presencia infalible que nos conecta entre nosotros y con el mundo, que nos configura y nos destruya desde el vamos. Metro, en ese sentido, es un gran ejemplo de esto, un hallazgo ante todo revelador. Manuel Montero logró en él algo que parece una genialidad y que tuvo el gesto displicente de regalar en internet, como si el modo de circulación fuera también parte de la obra. Un PDF online que te llega por DM y se devora (pero que, también, obliga a la relectura).
En Metro, los narradores, los personajes, el mundo fragmentario y fragmentado que retrata tienen la cualidad de pertenecer a una totalización cibernética de las máquinas donde las máquinas no se mencionan porque son el punto de partida, existen en todo. En ella, el motor se compone como el centro de este universo donde el escape está signado por la derrota, donde la revolución existe solo como una letanía mesiánica, donde la sexualidad se habita como si fuera una película de ciencia ficción. En este poemario excepcional, la lírica logra habitar el mundo con la sinceridad de lo fundamentalmente cibernético. Tierno y camp por partes iguales, ensamblado por el código binario en tierra del fuego, el motor de Metro compone poemarios del fin del mundo, de futuros imposibles y batallas perdidas. Encontrarlo es una revelación para todos los que escribimos preocupados por el lenguaje de nuestro mundo muerto.
Julia Kornberg
Selección. Poemas de Manuel Montero
abner wille
científico, visionario y poeta
en el primer día del año 3028
y afiebrado por el ácido dérmico
(droga popular de la época)
descubrió la solución
a la crisis global de energía
que había asolado la tierra
durante siglos
ciego por ver demasiado
se acercó a su escritorio
y en la pared detrás
escribió una sola frase:
SALVE EL MOTOR
la cosecha de energía
de su fuente primordial
y sin intermediarios:
el núcleo terrestre
el inventor
dejó los ácidos y las putas de lado
y comenzó la obra de una vida
un sistema
que interactuaría con el núcleo de la tierra
redirigiendo la energía pura
a través de la superficie del planeta
WILLE IONICS
PATENT NO. 00002028 // DIRECT CORE ENERGY HARVEST & TRANSNEURAL GRID SURFACE DIFFUSION MODEL
o para los pibes
EL MOTOR
diez años antes,
se hablaba de voltios como de kilates
diez meses antes,
al mundo le importaba sólo un hombre
diez horas antes,
ese hombre cargaba un planeta en su consciencia
diez minutos antes,
intentaba escapar por primera vez
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diez m?nutos después,
se había disparado la última bala del último conflicto bélico
diez h??as después,
amanecía sobre un nuevo mundo
diez m???? después,
aprendimos que la luz blanca resalta la suciedad
diez ???? después,
brotaba la Voz de las bocinas
la tecnología de luz sólida
volvió superflua la computación tangible
y en el acto de imprimir data en un fotón
el amanecer se volvió irremediablemente
un prime time de tráfico cibernético
el alba trae consigo recuerdos de la costa…
sí, y también
las nuevas tarifas de magnariel
junto a voces distorsionadas por la transferencia
dando la bienvenida en talk shows insoportables
era de esperarse entonces
que en la red obsoleta
de internet de banda ancha
se agolparan los perversos y los reclusos
buscando el último reducto donde ser en paz
era de esperarse entonces
que fueran excavadas madrigueras de información
apuntaladas por viejas máquinas pentiumX
era de esperarse entonces
que en el sótano prometido
terminara de gestarse
la revolución
se burla de vos
una chica
llamada neón
que vas a amar
hasta que el universo
colapse irremediablemente sobre ustedes
hasta que haya un primer plano de sus manos agarradas
mientras el mundo funde a blanco
¿tendrías más que silencio?
¿qué pasa cuando conocés a los buenos y te dicen
“los medios mienten,
tu padre inventó el mundo,
es hora de salir a cambiarlo”?
termina huyendo a lomos de un androide de patrulla
que dice todo el tiempo
go ahead, make my day
o
yipee ki-yay, motherfucker
y con la venganza quemándole los dedos
se sumerge en los foros
buscando reclutas sin saberlo
así es como encuentra al heredero de un planeta moribundo
llorando poemas de mierda
en un monitor polvoriento
y hace lo que siempre se ha hecho
con los poetas imbéciles
primero le puso un arma en la mano
después, se enamoró
si un hombre salva al mundo y se vuelve loco
si un hombre salva al mundo y se vuelve loco, y lo encierran
dentro de una celda virtual que simula su propio cuerpo
si pasa eso, y encima él creó esa celda, y por lo tanto
es víctima de sí, y está encerrado dentro de sí
donde suicidarse es imposible
y enamorarse se vuelve aburrido
si un hombre salva al mundo y no llega a verlo pasar
si un hombre salva al mundo y no llega a verlo pasar, y sabe
que da lo mismo intente lo que intente, y se hunde en su propia mente
si pasa eso, y encima sabe que quienes lo encerraron
no van a parar hasta diezmar la población planetaria
a un porcentaje aceptable para el apropiado funcionamiento
del sistema
si pasa todo eso,
¿cómo creen que se sintió
cuando abrieron la puerta de su celda
y su hijo lo miró a los ojos?
“de muy chica lo aprendí, beni
no somos más
que todo lo que decimos
antes de matar”
neón a beni
antes del fin del mundo