I
La onda venía despacio y el mar era azul,
La onda ondeaba vagarosa el sur.
Yo, y solamente yo,
Miraba perezosa las piedras,
El mar y la mañana radiosa.
Y se hizo tarde,
De repente y sin alarde.
No tardó que la tarde atardeciera color-de-rosa,
Como una rosa embelleciendo el horizonte,
El sur cayó en el sueño de la noche misteriosa.
Después… Sólo la madrugada silenciosa.
Ni viento.
Ni noche.
Ni rosa.
Pero pasado el tiempo,
Otra vez era el viento,
Era renascimiento.
II
Los trópicos nacieron niñas,
Todas ellas bailarinas,
Como novias sin velo o sino,
Por veces Marisas,
Por veces Carolinas,
Surgieron mujeres y más femeninas.
Y dentro de las niñas el mar aún bailaba,
Como el azul de las máscaras del Leblon y Jobim,
En esas tierras de los trópicos tupiniquins.
En las latitudes de un tiempo nuevo y de amor,
Era solamente sueño y flor.
De un nuevo tiempo naciente,
Que me dio felicidad,
De los cuales sentiré añoranza.
III
Las palabras que llegaron a los trópicos
Calientes sueltas al viento,
Dispersas y sin ningún pensamiento,
Atracaron en mi puerto interior
Y quedaron para causar tormento y dolor.
Mi alma voló y en los trópicos reposó,
Como el pájaro que se anidó
Y sólo entonces mi ser se apaciguó.
Souza Pereira (Recife, Brasil, 1994). Escritor, Artista visual y Editor en Jefe de la Philos – Revista de Literatura de la Unión Latina. Biomédico y Maestro en Genética por la Universidad Federal de Pernambuco. www.revistaphilos.com
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Originalmente publicado en Cantera 9