Entrevista a Alejandro Zambra

alejandro zambraAlejandro Zambra es un escritor chileno nacido en 1975. Considerado como uno de los escritores jóvenes más importantes en lengua española, Zambra ha transitado entre distintos géneros como la novela, la poesía, el ensayo y, más recientemente, el cuento. Ha sido galardonado con distintos reconocimientos tales como el Premio Príncipe Claus 2013, el Premio del Consejo Nacional del Libro de Chile 2012 por Formas de volver a casa, entre otros. Sus obras han sido traducidas a más de diez idiomas. Su último libro, Mis documentos, fue publicado el año pasado por la editorial Anagrama, y ya ha recibido buenas críticas en este primer acercamiento de Zambra al cuento.

¿Existe alguna diferencia a la hora de escribir en distintos «géneros»? Has escrito cuentos, poemas, novelas y ensayos. ¿Trabajas todos de la misma forma o tienes algún proceso distinto para cada uno? ¿Con cuál te sientes más cómodo?

Trabajo indagando en algunas imágenes y en el camino me decanto por alguna forma. Me gusta proceder un poco a tientas, sin controlar del todo la escritura.

Podría decirse que sientes predilección por la forma breve a la hora de enfrentarte a la escritura. ¿Sientes que, a diferencia de las largas novelas del siglo XIX, las novelas de este siglo deben tender a una longitud menor?

Para nada. Se siguen escribiendo novelas muy largas, algunas de ellas maravillosas. Me provoca placer adentrarme en esos novelones. Que mis libros sean breves no es intencional, salvo en Bonsái, donde había una brevedad deliberada, pues quería que fuera un bonsái de novela, no una novela. En general pienso que mis libros, los ya publicados, debían ser así, lo otro hubiera sido alargarlos artificialmente.

En tus textos siempre aparece un elemento metaficcional (sobre todo en el hecho de que los narradores son casi siempre escritores ellos mismos), ¿no existe, entonces, manera de contar historias si no es partiendo de la literatura y de otras historias?

Claro que existe. Lo que pasaba en mis primeras tres novelas tenía que ver con lo metaficcional, pero no el juego por el juego; creo que era la única manera de intentar comunicar mis intuiciones.

En Formas de Volver a Casa, empieza el narrador con voz de niño. ¿Qué tan difícil fue tomar esta perspectiva para narrar?

No es la voz de un niño, pienso yo. Es la de alguien que recuerda la infancia, aunque nunca se identifica del todo como adulto. Me costó dar con esa voz, creo que esa la decisión fundamental, mucho más que la trama incluso, a la hora de narrar: quién habla, cómo habla.

¿Tuviste alguna participación en la adaptación cinematográfica de tu novela Bonsái?

Muy poca. Más bien Cristián me visitaba y me hacía preguntas. Fue un proceso muy complejo, rico y formativo. Aprendí mucho viendo cómo mi libro se alejaba de mí.

¿Qué autores u obras sientes que han marcado tu manera de escribir?

Un montón. Por mencionar solamente autores chilenos: Juan Emar, González Vera, Adolfo Couve, Nicanor Parra, Jorge Teillier, Gonzalo Millán, María Luisa Bombal, Gabriela Mistral.

Además de escribir ficción, la estudias. ¿Qué tan importante es hoy en día que un escritor sea también un estudioso de la literatura?

No lo sé. De algún modo un escritor siempre estudia la literatura, formal o informalmente.

¿Has llegado a leer trabajos críticos sobre tu obra? ¿Elaborarías tú mismo un trabajo de investigación sobre tus propias novelas?

Sí los he leído. ¡No, nunca teorizaría sobre mis novelas!

Has sido profesor en talleres de escritura. ¿Cómo es la dinámica que propones para quienes desean escribir narrativa?

Mi experiencia es poca, pero tengo un método, centrado en ejercicios un poco raros y divertidos. Propongo que el taller se entienda como un espacio de ejercicio, una especie de gimnasio, de entrenamiento, y que posterguemos, por aburrida, la distinción entre ficción y no ficción.